La salida del futbolista argentino confirma que el fútbol español está en uno de sus peores momentos. No solo eso, sino que el Barcelona está en una situación crítica, muy cercana a la quiebra técnica.
Este mes de agosto no se le olvidará nunca al aficionado del FC Barcelona. Leo Messi, máximo goleador histórico de la entidad y quizás el mejor jugador de su historia, dice adiós tras más de dos décadas vestido de azulgrana. La salida del argentino pone definitivamente fin a la etapa más gloriosa del cuadro de la Ciudad Condal. Una etapa que, curiosamente, comenzó bajo el mandato del presidente que no ha podido inscribir a su estrella y ha tenido que dejarle marchar, Joan Laporta. Un Laporta que prometió en campaña electoral que iba a hacer todo lo posible para que el punta se quedara en Barcelona.
Hay que señalar que el presidente sí lo intentó todo, o al menos lo pareció. La entidad culé luchó con uñas y dientes, pero se cruzó algo inesperado por el camino: el acuerdo con CVC y la Superliga. En este caso, Laporta tenía que elegir: inscribir a Messi y a los nuevos fichajes o mantenerse con el proyecto liderado por Florentino Pérez. Finalmente, el dirigente eligió la segunda opción y esto ha provocado que su figura más importante ponga rumbo a otro equipo, presumiblemente el PSG, que da un golpe maestro llevándose a las dos estrellas de los grandes de España.
Dos estrellas que, además, pelearon por su renovación. Una circunstancia que pone de relevancia lo que está pasando en los últimos tiempos en La Liga. Las leyendas no saben, bien por su relación con el club, bien por el manejo de los ‘tempos’, gestionar su salida de los equipos en los que han desarrollado su carrera o buena parte de ella. Ramos y Messi son los dos ejemplos más claros del destrozo de las leyendas en Real Madrid y Barcelona, que han perdido en muy pocos años a sus estrellas, con salidas de lo más turbulentas en la mayoría de los casos.
Para La Liga, y para todos los aficionados, es una malísima noticia. El torneo pierde estrellas de forma sistemática, y parece que, o no hay forma, o no se quiere remediar. A menos de una semana para que se vuelva a poner en marcha la competición, no hay una ‘cara’ del torneo y es lo preocupante, que como producto no pueda vender tanto como la Premier o incluso la Ligue 1.
Veremos…